sábado, 27 de agosto de 2011

Prólogo.

Todo parecía perfecto,como cada Navidad,los Kendrik se habían vuelto a supe-
rar.Era mágico,todos felices,sonrientes,olvidándose de sus problemas por una noche.La gigantesca lámpara de araña,las velas que daban un ambiente más cálido,la mesa con la fuente de champán,las delicadas copas relucientes junta a ella,y la pared de cristal al fondo de la sala,que permitía ver los copos de nieve al caer,formando un manto blanco en el suelo.De fondo,se oían las palmadas de los invitados al compás de la música,mientras contemplaban a las parejas bailar sonrientes.Y en una esquina,solitaria como siempre,se encontraba Dan,observando a su dulce amada,la cual se casaría al final de las fiestas.Aún no podía creerlo,sus sueños,sus esperanzas,todo se había ido al ver como su mejor amigo,le ponía un anillo en el dedo a Annie.
  Bajó la mirada,dio un último sorbo a su bebida,y se dispuso a salir fuera,a que le diera el aire fresco;necesitaba dejar de pensar en ello.Miró al cielo,de un tono morado oscuro,al que parecía que le habían pintado circulitos blancos.
-Dan,-habló una voz masculina a su espalda.
-Hola,George.
-¿Qué te pasa?,últimamente estás como ausente.
-¿Que qué me pasa?,lo sabes de sobra.
-No te entiendo...
-Oh,vamos.Sabes que yo amo a Annie,desde que éramos niños.Y entonces,decides pedirle matrimonio.
-¿Qué?,creí que eso había quedado atrás,incluso te pedí permiso por si aún seguías enamorado de ella.
-¿Y qué querías que te dijera?,¿no te cases?.
-Pues sí,precisamente eso.
-No entiendes nada...¡nada!.-se giró rápidamente desenvainando su espada,con mirada asesina.
-Dan...tranquilo...
-¡Muere!-el frío metal,atravesó el cuerpo de su amigo,mientras veía como este caía al suelo de rodillas,para luego desplomarse en medio de un charco de sangre.-George...háblame...,George.Dios mío...¿qué he hecho?.¡George...!

Corrió asustado hacia el frondoso bosque,oyendo el crujir de las hojas secas y algunas ramitas a sus pasos.El sudor le resvalaba por la frente,y en sus pensa-
mientos sólo había cabida para una palabra : cobarde.Paró en seco y miró atrás; se había perdido,aunque,de todos modos,ya no podía volver.La oscuridad empezaba a jugarle malas pasadas,escuchaba toda clase de sonidos extraños y las ramas de los árboles adquirían una forma inquietante.

-¿Hay alguien ahí?-pronunció alzando la voz tras oír lo que parecían pasos acercándose.-¿Hola?.
-Hola,Dan.¿Me reconoces?.-dijo una voz grave a su espalda.
-No puede ser...¿eres...?-no pudo terminar la frase;su acompañante se avalanzó sobre él clavándole sus colmillos en el pálido cuello de Dan,y produciéndole la muerte.